Es una mujer joven, de la que sólo tengo constancia de oídas, pues es una amiga de una compañera de trabajo. La protagonista de esta historia se llama Alexia Vieira y vive en Mozambique, pero es del mismo Madrid. Resulta que Alexia, una chica normal, que le gusta salir, viajar, la buena vida como a todos... llegó de visita hace dos años a este país africano y se enamoró de él. A partir de ese momento, Alexia se convirtió en una de esas personas que relataba con gracia un anuncio de hace unos años en el que se aplaudía al que dijo que iba a poner un chiringuito en la playa y lo hizo. No sé si lo recuerdan. Bromas aparte, Alexia regresó a España para dejarlo todo, coger su maletita y instalarse en Mozambique. Este blog, Vieiraenafrica.blogspot.com atestigua muchos de sus pasos.
Ni conocía el idioma, ni a nadie. Estaba sola. Muchas lágrimas corrieron por sus mejillas, pero no cejó en su empeño de hacer allí algo grande. Y ese algo hoy es una realidad, un colegio que se financia a través del apadrinamiento. Allí Alexia da a los niños nada más y nada menos que una infancia, algo tan asumido en esta parte del mundo. Les da educación, les da refugio, les da alimento y vestido... eso sí, todos de uniforme para que nadie se sienta más que nadie. Su única ayuda fueron unas monjas que llevaban ya tiempo sobre el terreno. Ellas apoyaron el empeño que Alexia ponía en su sueño, y pusieron su hombro para consolarla en los momentos más difíciles.
Hoy Alexia no está sola. Porque su vitalidad y la realización de su sueño ha enamorado a otra persona. Un holandés que ha decidido seguir sus pasos y acompañarla en este camino. Y, aún sin su presencia, seguiría acompañada, porque constantemente recibe visitas de amigos y conocidos que deciden echar una mano cada vez que tienen la oportunidad.
Este proyecto me ha impresionado por varias razones. Por la cercanía, por la normalidad, no estamos hablando de héroes ni heroínas, sino gente que encuentra fuerza en lo que cree para seguir para delante y ejecutar la máxima que nos repiten nuestros padres de "si quieres, puedes". Además, yo siempre he creído que la gran revolución reside en la educación y Alexia ha basado su granito de arena en algo tan importante como es un colegio.
En el enlace que he incluido unos párrafos arriba, se puede encontrar la dirección de Fundación Khanimambo y la forma de contactar para colaborar si se quisiere. La ventaja de estos proyectos localizados es que sabes donde va el dinerito, porque tengo constancia de cómo se pierden algunos fondos cuanto mayor son las organizaciones para el desarrollo. Aquí no se engaña a nadie, el que usted apadrine a un niño no quiere decir que su dinero vaya a ese niño, sino a la Fundación que lo invierte en los más necesario para todos.
Por todo ello, desde aquí quisiera quitarme el sombrero ante esta mujer convencida y convincente. Chapeau, señorita.