martes, 9 de septiembre de 2008

El engaño de la crisis

Una ex compi me dijo con mucha gracia hace unos años, cuando supo del pasaporte de mi santo: "Ana, eres la única española que duerme con nórdico en verano". Todavía me río al recordarlo. Efectivamente, mi santo varón es de las tierras más fresquitas de Europa, por ello, viajamos allí con relativa frecuencia. Para mí aún no se han convertido en rutina, ni muchísimo menos, en cada visita me sigue sorprendiendo esa sociedad en la que me encantaría vivir... si no fuera por el durísimo clima. Claro que las cosas que admiro de dicha sociedad, principalmente vinculadas a las sensatez y organización, son producto precisamente de ese clima.


Sea como fuere, cada vez que tomo el avión de regreso en la maleta traigo empaquetado un cabreo descomunal acerca de cómo nos están tomando el pelo en España acerca de la crisis. No porque la crisis de la que tanto se habla ahora no sea tal, sino porque es peor y, como siempre, pretenderán solucionarla con parches para contentar al vulgo que cada vez es más vulgar.



Una servidora no es economista, pero como ciudadana de a pie se hace muchas preguntas: ¿Por qué la fruta y verduras españolas son más caras en España que en los supermercados del resto de Europa? ¿Por qué la vivienda en las capitales centroeuropeas es tremendamente más barata que en Madrid? ¿Por qué desde la liberalización del precio del suelo a mediados de los 90 se estaba viendo venir la especulación en construcción residencial y se ha permitido? ¿Por qué comprarse un CD o un libro en Francia te cuesta lo mismo que en España, teniendo los franceses el doble de sueldo que los españoles, y encima nos graban con el canon? ¿Por qué pagamos un IVA proporcionalemente igual al de los escandinavos (teniendo en cuenta el nivel de ingresos) y no tenemos un sistema social similar al de los nórdicos? ¿Por qué en España se cobra más en los empleos no cualificados que en los cualificados? Y así hasta el infinito y más allá. Preguntas sin respuesta que surgen cuando te enfrentas a la realidad diaria.


Cuando miramos al norte, abrimos la boca admirando todas esas cosas buenas que tienen. Acto seguido nos conformamos con nuestro Sol, nuestra fiesta, nuestra comida y nuestra espectacular capacidad de improvisación. Cualidades de las que no hay nada que objetar porque son maravillosas. Pero una servidora, inconformista de fábrica, quiere más de su país y, sobre todo, que sus dirigentes no traten de tomarnos más el pelo.


Cuando miramos al norte, parece que han sido países ricos desde el comienzo de los tiempos. Pero hay que leer su Historia y entender las claves de sus éxitos. No hay que remontarse mucho, el siglo XX y sus terribles guerras y hambrunas castigaron a estas tierras como a las demás. Los países nórdicos fueron conscientes de sus debilidades, empezando por la demografía, por ello, su inversión, su gran inversión, fue la educación. Los países nórdicos no pueden competir con volumen de consumo, pero sí a nivel mundial en tecnología. Una prueba empírica de que la educación e investigación son fundamentales para el desarrollo y prosperidad de una sociedad.


Por eso a mí se me abren las carnes cuando veo el deterioro de la Educación española, el trato que tienen nuestros científicos, la utilización política de la cultura (como es el caso de la riqueza lingüística de España y su conversión en símbolos nacionalistas), a unos políticos cada vez más incompetentes salvo en la verborrea, a una prensa adormecida, endogámica y gustosa de lamer el trasero del mejor postor. Signos todos de una sociedad borrega incapaz de competir en un mundo que está cambiando a favor de los gigantes asiáticos que, a día de hoy, ya no son potenciales, sino enormes potencias.


En mi humilde hogar, nuestros hijos quizás no puedan heredar dos o tres propiedades inmobiliarias, valiosas joyas o numerosas acciones. Pero nos vamos a dejar los cuernos para que tengan la mejor educación posible y eso, casi con toda seguridad, será pagando por una alternativa a la que nos ofrece el Estado. Porque ésa será su baza para desenvolverse en su entorno, lo dirija el patán que lo dirija.

3 comentarios:

Miri_Miri dijo...

AY Anita! creo que también hubo otro compi que se atrevió a hacerte la misma observación a cerca de tus vestiduras nocturnas invernales...sea como fuere, yo estoy de acuerdo contigo, en España se vive bien, xo no tanto como deberíamos. Somos el ejemplo más claro de aquello que los romanos llamaban 'Pan et cincensis'. Nos dan cuatro canciones y parece que se nos olvida todo... Creo q voy a buscarme un nórdico para visitar otros paises... el mío tiene pinta de guiri... servirá?? un besote wapa!!

Ana Victoria dijo...

Uy, me pierde la curiosidad. Quien fue ese compi que habla a mis espaldas... Con respecto a las pintas de guiri, con la que esta cayendo en Madrid, el tener que ir a las Vallecas en zodiak ciertamente empieza a ser casi como estar en el extranjero, jeje. Un besazoooo!!!

La Tremolina... dijo...

Buenas:

Sin estar de dejar de acuerdo con el 85% de las cosas que dices, aporto mi pequeño granito de arena a la causa, en pos de haber habitado el tiempo suficiente en alguno de esos países en los que, según el ideario español, viven mejor que nosotros :).

Cierto es todo lo que dices. También es cierto que cada país tiene su aquel, no todos son iguales. También es cierto que lo que se paga de impuestos, eso sí, en cualquiera de esos lugres, dobla y en algunos casos hasta triplica lo que pagamos nostros aquí de impuestos (habría que ver si la sociedá hispana está dispuesta a dejarse los porcentajes así a cambio de un funcionamiento mejor de lo púbico, que no sé si todo el mundo estaría dispuesto). Y puedo decir tabién que en países como Holanda (que según qué baremos se considera "nórdico"), el sistema de sanidad pública funciona con mucho mucho peor que en España. En lo económico, y en lo práctico. Aunque no nos lo creamos y haya que estar allí para comprobarlo in situ :)
Esto, insisto, no quiere decir que no esté de acuerdo con la mayor parte de lo que dices.

Sobre la educación, no obstante, hay una parte de mí que difiere. Yo soy nena de cole público, y me considero bastante satisfecha de mis logros y capacidades. No creo que se me haya enseñado mal. En este país, por sorprendente que parezca, el "prosperar" en ciertos ámbitos sigue más ligado a los contactos que se tengan que a las capacidades de uno -es el irreducible año 47, que no se acaba de ir del todo. Y el que no los tiene, ha de recurrir a algo inherente también a esta cultura nuestra: la picaresca :). Así que, más que la educación, quizá lo que haya que cambiar en el este país sea la estela del caciquismo (evolucionado a lo empresarial, que disimula mejor y es más elegante)