Supongo que los interesados en materia maternal tienen cumplida cuenta de que la red de redes está plagada de webs y blogs cuya temática principal son las barrigas con habitante, bebés, pañales y cólicos del lactante.
Es por ello que prometo no convertir este cuaderno en otra página de consejos derivados de la propia experiencia que no sirven nada más que para uno mismo. Sin embargo, perdónenme si cometo algún desliz en este post, que se ha hecho tanto de rogar, porque mi santo y yo hemos comenzado otro camino que, sin duda, quedará grabado a fuego en nuestra memoria.
Como ya habrán deducido, lo mejor para lo que me quería preparar mi querido doctor es el personaje que les muestro en la foto que ilustra este puñado de letras. Es nuestro hijo o hija que crece a una velocidad impresionante en mi vientre. Nos dieron un susto, lo peor, de que quizás el muñequito había decidido abandonar el exhausto trabajo de formarse a base de células madre, pero todo fue, gracias a Dios, una falsa alarma.
Y ahí está, haciéndose notar ya con sus pocos centímetros de largo. Me gusta su carácter, le ha callado la bocaza a todo un profesional de bata blanca.
jueves, 12 de marzo de 2009
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