viernes, 28 de noviembre de 2008

Frente a la Puerta de la India


Allí donde hoy el terror campa a sus anchas, da la casualidad que una servidora recibió el año 2007. Se trata del hotel Taj Mahal, el más lujoso de Bombay (lo siento, me niego a decir Mumbai, como a Pekín llamarle Beijing), la capital financiera de la India y el lugar donde ese país muestra su multiplicidad de caras. Todas ellas espectaculares... para bien y para mal.


En estos días, el ostentoso lujo de dicho hotel ha teñido sus espesas alfombras de sangre, sus magníficas lámparas de cristal se han roto por el temblor de las explosiones y el miedo ha congelado sus cálidos muros. Cuánto aumenta la tristeza cuando conoces personas y lugares que se ven envueltos en tanto sufrimiento. Tanto es así, que anoche mi subconsciente regresó a aquel lugar obsequiándome con una pesadilla que me acercaba a la desgraciada aventura que han pasado cientos de personas. Entre ellas, por supuesto, la afortunada presidenta de la Comunidad de Madrid. Otros, aún sin cuantificar del todo, no han tenido la misma suerte.


La primera vez que entré en el Taj Mahal Palace acudía a la ceremonia de pintura de manos con henna dentro del programa de una boda hindú, con cuatro días de celebraciones. Allí dibujaron con gran destreza una cenefa que enjoyó mis manos en un santiamén. Mientras aquella sustancia tan rara se secaba, la música, los colores y el baile no cesaba a mi alrededor. Estaba en una mismísima película de Bollywood. Lógicamente, los protagonistas del matrimonio al que tuve la suerte de acompañar pertenecían a dos de las familias más ricas de la India. Creo que nunca más volveré a ver tanto diamante junto.


Las puertas del Taj Mahal Palace miran hacia el monumento más emblemático de la ciudad, la Puerta de la India. Allí es donde fijamos la vista mi familia política y yo desde las ventanas de un gran salón del hotel, con las copas de champán en la mano para esperar unos prometidos fuegos artificiales que dieran comienzo al año 2007. Era curioso recibirlo tres horas y media antes que mi familia en España. Los pies de la Puerta de la India y todos sus alrededores se encontraban atestados de personas. Pero los fuegos artificiales no llegaron y tuvimos que conformarnos con una cuenta atrás al son de los miembros de la orquesta del baile.


No obstante, tengo que decir que no todo lo que allí vivi fue positivo. En el catering de Noche Vieja, algún camarero o cocinero no se debió lavar las manos, porque después del baile, mi santo varón, su mamá, y yo nos pasamos desde la madrugá del 1 de enero de 2007 echando por nuestra boquita lo que no está escrito. Supongo que una intoxicación forma parte de cualquier excursión que se precie a la India.


Mientras las fuerzas de seguridad tratan de liberar las últimas habitaciones del Taj Mahal Palace, y el Gobierno indio le echa las culpas a Pakistán (no vayamos a perder el tiempo), la verdad es que me apetece recordar un par de anécdotas de este edificio. Recuerdo que alguna de ellas ya mencioné en un pequeño reportaje que redacté en el periódico en el que trabajaba hasta hace unos meses.

Resulta que un joven llamado Jamtseji Tata intentó entrar en un hotel británico a principios del siglo XX. Indignado porque le negaron el paso por el hecho de ser nativo, decidió construir el hotel más lujoso del mundo. En 1903 se inauguró el Taj Mahal Palace, en cuyas cúpulas se respira el aire del país, pero su interior refleja la exquisitez de la Gran Bretaña victoriana. El nombre de Tata no les resultará desconocido. Este parsi es dueño a día de hoy del grupo industrial más rico de la India y una de sus filiales India Hotels tiene establecimientos en las ciudades más importantes de todo el globo.


Pero este hotel tiene otra historieta muy particular... aunque se puede clasificar dentro de la leyenda urbana de Bombay. El arquitecto del Taj Mahal Palace se ahorcó cuando visitó por primera vez su obra. La razón es que comprobó que se había construido al revés de como lo había diseñado. Las puertas del hotel miran hacia la Puerta de la India y tan insigne profesional no creía una feliz idea que la entrada de un edificio de estas característica estuviera de cara a un hediondo puerto.


No entendió este pobre hombre las maravillas que nacen de las grandes equivocaciones.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

No se preocupen por ETA: fuman porros

Una servidora se jacta de que es una de las pocas personas de su generación, de las anteriores y ni qué decir tiene de las posteriores, que no ha fumado un triste porrito en su vida. Y conste que soy consciente del corto alcance del daño que puede ocasionar ese simpático ritual de pasarse entre amiguetes dicho objeto incandescente que huele a hierbita magrebí. Simplemente, nunca ha despertado mi curiosidad. Me río hasta de mi sombra sin necesidad de que una sustancia exógena haga que mis nervios se apacigüen... Sí, tengo la suerte de que mis endorfinas sean autosuficientes.


Debido a la poca importancia que le doy a dicha sustancia, que insisto no me parece dañina en absoluto (es más, se ha demostrado muy eficaz como tratamiento analgésico para según qué dolencias), me ha sobrecogido la parrafada del señor ministro del Interior, don Alfredo Pérez Rubalcaba, acerca de de la anécdota de que el recientemente detenido etarra, de nombre casi impronunciable, Garikoitz Aspiazu Rubina ('Txeroki' para amigos y enemigos), tuviera en su eventual hogar de 22 metros cuadrados unos 100 gramos de hachís para relajarse junto a su amada, a la par que también etarra, novia.



El señor ministro ha recordado que, tiempo ha, la organización terrorista ETA luchaba contra el narcotráfico porque consideraba que corrompía la pureza de la juventud vasca. Con el hallazgo de hachís en casa de 'Txeroki', fíjate tú que además de asesinar "son unos porreros". Válgame el Señor, donde vamos a ir a parar. Claro, tanto andar con las FARC es lo que tiene. Se pegan las maneras y los vicios.


El señor ministro ha querido tranquilizar al pueblo con esta noticia haciendo ver que ETA está muy degradada, ya no es lo que era. Eso sí, se ha cubierto las espaldas alertando que, cuando el bicho está acorralado, se pone más fiero. Es decir, que no nos extrañemos de que los terroristas les dé por seguir siéndolo.


Lo peor de todo esto es que le han servido en bandeja a Pedro J. Ramírez otra prueba de la teoría de conspiración del 11-M. Porque seguro que este hachís es de la misma calidad que el que le vendieron a Suárez Trashorras a cambio de los explosivos. Ya tienen ustedes aquí la cuarta trama sin investigar de la que se quejaban los abogados conspiranóicos del juicio de la matanza de Madrid.


Esta costumbre de las autoridades competentes de tratar al vulgo como un perfecto imbécil está siendo más que preocupante. Por supuesto, que hayan detenido por fin al bicho y a su bicha me alegra sobremanera. Un par de asesinos menos por la calle. Pero, sinceramente, me encantaría que lo que siguiera extrañando es que unos jóvenes en sus treinta y tantos jueguen con armas, no que se fumen un porro. Sinceramente, me encantaría conocer la información encriptada del ordenador del jefe de los comandos de ETA. Sinceramente, me encantaría que esta detención desencadenase otras decenas más para avanzar hacia lo que queremos todos: desligarnos de esta preocupación extra a las ya existentes en nuestras vidas.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Diez minutitos de gloria

-"¿Qué te cuentas?" - "Nada. Yo, como siempre. Ninguna novedad". ¿Quién no le ha dicho esto a algún amigo que no nos ve, digamos, en un mes? Una servidora reconoce que lo ha hecho muchas veces. Y hoy, hace casi un mes que no les veía a ustedes, pero echando la vista a estos 30 días en los que no he caminado por esta memoria, ciertamente han pasado muchas cosas como para enfrentarme al miedo del Word en blanco sin, precisamente, temor alguno.


De manera que ya no es cierto aquello de nihil novum sub sole, es decir, nada nuevo bajo el Sol. Los científicos, que tienen la puñetera costumbre de tener razón, insisten en que nuestro mundo cambia tan deprisa que nuestros organismos no se pueden adaptar al medio, no pueden evolucionar, en términos darwinianos. Tanto es así, que se han quedado anquilosados en el salto de los homínidos al homo sapiens. Sí, señores, no hemos vuelto a evolucionar nada. Nos quedamos paralizados de miedo ante el rugido de un león, tal y como cuando eran una amenaza cotidiana para nuestras vidas. Ni qué decir tiene que no vamos a tener las branquias a punto para cuando se derritan los polos y todo eso. Porque iremos muy deprisa... pero marcha atrás.


Será esa la razón por la que no soy capaz de que mi cabecita evolucione o, más bien, involucione, hasta el punto de poder comprender a algunos seres que pueblan nuestro mundo. Sobre todo si se ponen corbata y pretenden dar confianza al resto de sus congéneres con diez minutitos de gloria. Puesto que eso es lo que han empleado cada uno de los presidentes o primeros ministros del llamado G-20-y-pico (un pico formado por los 'arrimaos' de última hora, entre los que se encuentra nuestro) para explicar la fórmula del bálsamo de Fierabrás con el que curar y prevenir futuras crisis financieras.


Como cabía de esperar, esta reunión ha servido exactamente para nada. Concretamente, el G-20-y-pico han decidido que se debe sentar las bases de una reforma para garantizar que una crisis global como ésta no se repita. También que sería conveniente un sistema de alerta ante problemas como los que provocaron la crisis en el sector inmobiliario y para detectar inversiones arriesgadas o fraudulentas. Ahora bien, determinar cómo hacerlo corresponderá a sus ministros de Economía. Por lo demás, han quedado en verse los rostros en más o menos seis meses.


Traducción: cero. La crisis se olía a treinta pasos teniendo en cuenta que SÍ se sabían cuáles eran las inversiones arriesgadas o fraudulentas, de hecho hasta las habían bautizado bajo el hediondo apelativo de hipotecas y bonos basura, SÍ exiten sistemas de alerta que desde hace varios años voceaban a grito limpio el problema que se venía encima y no son otras que todas las grandes organizaciones interestatales y económicas como la OCDE, el FMI, la UE y compañía y SÍ, efectivamente, los que podían haber hecho algo son los ministros de Economía que, al parecer, a partir de ahora se van a creer su papel. ¿Por qué no se ha hecho nada antes? Porque a ver quién dejaba de poner el cazo ¿no?

Señores, ríanse de su puñetera madre.

Menos mal, que en este querer cambiar, algunos homo sapiens han permitido que Washington sea un poco más colorido. En este mes en el que no se ha movido esta bitácora, el país que acoge la ominosa reunión aludida ha elegido un nuevo presidente que se va a ver de lo lindo en la Casa Blanca por es negro. Y perdonen que sea tan políticamente incorrecta, pero es que en un lugar tan sumamente racista como son los Estados Unidos de América, la cosa se presta a las bromas.


Ni qué decir tiene que me alegra, pese a mis primeras reticencias con el señor Obama. Su 'we believe in change, yes, we can' (creemos en el cambio, sí, nosotros podemos) es precioso, pero la fortaleza de determinados lobbies en aquellas tierras me hacía mantener mis dudas sobre qué iba a significar este nuevo personaje para su país y para el resto del mundo.


La primera, gratamente, en la frente. Esta semana pasada, el futuro gabinete de Barak Hussein Obama anunciaba una ley para controlar la influencia en los organismos públicos y partidos políticos de los lobbies. Todo ello junto a la esperanza de que cierren una de las mayores vergüenzas de ese país, Guantánamo y de que sus compatriotas puedan acceder con más facilidad a un médico. Me empieza a caer mejor este señor, aunque temo por los coletazos que puedan dar en política Exterior sus fichajes de la era Clinton. El tiempo lo dirá.


Con respecto a los Foreign Affaires estadounidenses, en estos últimos treinta días también han muerto más soldados españoles en la misión de la ISAF de Afganistán, esta vez, por un atentado suicida. Dos nuevos caídos por no se sabe bien qué causa... o la que es, es tan sumamente insostenible, que mejor ni mentarla. Descansen en paz.